Esta
historia comienza en tiempos coloniales, cuando un indio de Quito promete
construir el “Atrio de San Francisco”, pero no tiene tiempo de terminar la
construcción y va a ir a la cárcel. Desesperado, él pide ayuda y un hombre
vestido de rojo y con una barba le dice:
–
No tengas miedo, soy Luzbel y vengo a ayudarte. Te ofrezco construir el atrio
antes de la salida del sol a cambio de tu alma.
–
Acepto, dice el indio, pero si falta una piedra no hay trato.
Luego
de terminar el trato, miles de diablitos salen de la oscuridad y empiezan a
trabajar. Cerca de salir el sol, la iglesia está casi lista cuando el indio con
mucho miedo reza a Dios y Le pide ayuda. De no ser por una piedra que los
diablitos no ponen en el atrio, es así que el indio Cantuña puede salvar su
alma.
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