La
Leyenda de los Llanganates (ubicado en Ecuador) incluye oro, Atahualpa,
Rumiñahui, más oro y los españoles. Aunque rica en biodiversidad y con
increíbles paisajes, el misterio del gran tesoro sigue siendo la mayor
atracción para los aventureros, los curiosos y los ambiciosos que buscan
piedras y metales preciosos.
La
historia, con sus tintes de verdad y mito, va así: en 1532 Atahualpa fue
aprisionado por Francisco Pizarro en Cajamarca después de iniciado el
movimiento para la conquista del Imperio. Para ser liberado, el Emperador
ofreció cubrir un cuarto de oro (y tal vez dos de plata), ahora conocido como
el Cuarto del Rescate. El encargado de entregar todos estos metales sería el
General Rumiñahui quien emprendió su labor recogiendo oro de todos los rincones
del Imperio.
Este
largo período de recolección asustó a Francisco Pizarro, quien creyó en los
rumores de que el General iba camino a Cajamarca con todo su ejército para
eliminar a todos los captores. Amenazado por el poder de Atahualpa y Rumiñahui,
el español ejecuta al Emperador el 26 de julio de 1533. Se dice que el General
Rumiñahui, al recibir estas noticias, esconde todo el oro y artefactos que
logró reunir en la Cordillera Llanganatis en una laguna de un cráter. Después
se dirige a vengar la muerte de su líder y, a pesar de que lo capturan y lo
torturan, nunca reveló la ubicación del Tesoro de Rescate.
Los
relatos populares cuentan que en la cordillera de los Llanganates normalmente existen
dos estaciones: invierno y diluvio. Obviamente hay que acertarle al invierno.
La cordillera es inmensa, casi infinita, húmeda y envuelta por la niebla con un
gran lecho lacustre. En medio de esa geografía debería estar escondido el
tesoro de Atahualpa.
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